2011-06-14

Los cuentos de la abuelita

CUENTOS DE TERROR

Fantasmas, seres de ultratumba, demonios. Antes del advenimiento de estos tiempos de peluche en que vivimos, los cuentos servían, además de para distraer, para hacer pasar buenas raciones de miedo a los niños. Que se fueran preparando para lo que se iban a encontrar ahí afuera...
Engaños, voracidad, traición. Entes metafóricos con cuernos, dientes podridos o risas huecas aparecían obligatorios en cualquier cuento que se preciase, dispuestos a romper una paz siempre precaria e inestable. Como en la vida misma. Los creadores de esta colección de 1949, Cuentos de la Abuelita, no hacen sino continuar una tradición que solo la corrección política más inane ha podido romper. La del mundo como catálogo de horrores y amenazas, lugar inhóspito en el que no hay sitio para el débil; algo quedaba aún en estos relatos del primigenio desvalimineto del hombre primitivo enfrentado a un mundo que no comprende ni domina.





La naturaleza como fuente de terrores: bosque de tiniebla, misterio y amenaza

Interludio fantástico: insólita adaptación del crepuscular Oro del Rhin wagneriano...

Quien no paga sus deudas no tiene derecho a nada, ni a su libertad siquiera. Ayer la bruja, hoy la entidad financiera...



Horrores demaiado cercanos, no por conocidos menos temibles: humillación, hambre, daño, envidias...

La colección fue publicada por Toray, pródigo sello editorial durante el pasado siglo. Los dibujos, prodigios de sinceridad, sencillez y expresividad, corresponden a Rosa Galcerán, Antonio Ayné y María Pascual. Testimonio hoy de mundos olvidados y de horrores que no porque hoy se oculten dejan de acechar en todo momento...

12 comentarios:

Sap dijo...

Ay, Abuelito, no sabe Ud. el regocijo que me produjo hace unos días ver cómo se albergaba en los ojos del menor de mis vástagos una sombra de terror... un inocentón capítulo de la serie "Alfredo Hitchcock presenta", produjo tal desazón en el pequeño.

¡Algún día no muy lejano nos culparán de haberlos hecho tan tontainas y apapostiados!

(Disculpe, pero... ¿guarda Ud. alguna clase de parentesco con esta Abuelita de los cuentos?)

Saludos.

E. Martínez dijo...

Sin estar muy seguro de ello, creo que lo horroroso y lo feo estaba vinculado a la maldad para que la justicia y el bien pudieran sacar mayor lustre a su ineluctable victoria. Algo de terror psicológico en el cuento clásico.... pues también ayudaba. Pero el niño precibernético, quizá por estar más encallecido que el de hoy en términos disciplinarios y morales, manejaba el miedo con cierta soltura. Como deja usted entrever en su crónica: le tenía más miedo al que tenía enfrente (padre, maestro o guardia) que a toda la caterva de fantasmas y ogros de los cuentos.

El Abuelito dijo...

Señor Sap, no puedo negarlo: algo hubo con esa Abuelita, qué quiere usted... pero mi honor de caballero, ay, me impide dar más detalles...

El Abuelito dijo...

El padre, maestro o guardia, como hoy el policía, el aparato financiero-político o el judicial, no son sino formas de esos mismos ogros de cuento que acechan en la sombra... así lo hemos entendido quienes nos amamantamos con tales ficciones, don Altés...

Mortadelón dijo...

Maravilloso...

Fotos Antiguas de Mallorca dijo...

Secuestros, violencia, humillación...que historias más tiernas las de entonces que nos trae usted...

Es increible que ahora pudiera decirse que es incorrecto con lo que estamos viendo...
Saludos.

dijo...

excelente abuelito, !te das garra!

Saturnino José dijo...

Hoy estamos criando niños-burbuja que se encontrarán con la realidad de sopetón y sin estar preparados. ¿Por qué siempre nos advertían los cuentos de nuestra infancia contra los desconocidos obsequiosos y otros posibles peligros? Pues para prepararnos. Ahora por el "bien" de los niños se les aísla y son presa fácil del desconocido obsequioso y de la propaganda.

El Abuelito dijo...

... y de ese modo se les lava más fácilmente el cerebro cuando crecen un poco, ¿no cree, don Saturnino?

El Abuelito dijo...

Señor Retronauta, es un escándalo, verdaderamente, que en nombre de lo políticamente correcto se critique y hasta se proscriba la nimiedad, cuando el panorama que el tierno infante de este modo sobreprotegido va a encontrar a poco que crezca, va a ser de pelícvula de terror de las peores... Muy en contradicción con el universo de poeluche en el que se les quiere mantener...

miquel zueras dijo...

Hay que ver el juego que han dado esos árboles con ramas amenazantes y caras crispadas. Tenía un cuento de la editorial Maga con esos bosques encantados que me daban miedo y me fascinaban al mismo tiempo. Saludos. Borgo.

Luis Miguez dijo...

Estás perdido, Toñín. No debiste hacerlo.